«Mi entrenador me hace hincapié en que para ir rápido primero tengo que ir despacio»

ENTREVISTA. MARIO GRANERO. Ciclista júnior del Giménez Ganga

Mario Granero, durante un entrenamiento.

Mario Granero, al igual que el resto de júniors del pelotón ciclista, sueña con que pronto arranque la competición y se ponga el punto y final a unos meses complicados provocados por la pandemia del COVID-19. Un período de tiempo que comenzó con un confinamiento que ha tenido su continuidad en una segunda pretemporada en la que el corredor ibense trata de dar continuidad  a un trabajo que debe aflorar cuando el calendario de carreras sea ya una realidad. «Inicialmente, parecía que no íbamos a salir nunca de casa, que no podríamos abandonar las plataformas virtuales como el zwift o bkool, pero en un abrir y cerrar de ojos nos encontramos en la fase 3 de la desescalada camino de la “nueva normalidad” que tanto ansiamos», recuerda el ciclista del Giménez Ganga antes de reconocer que «al confinamiento traté de sacarle algo positivo como trabajar aspectos que son muy importantes en el ciclismo y que a veces dejamos de lado como son la flexibilidad y el trabajo de fuerza y core. La verdad que no esperaba que me pudiera enganchar tanto a los ejercicios de trx y de core, ya que todos los días de confinamiento hacia algún tipo de actividad. Me ha ayudado física pero sobre todo mentalmente para poder sobrellevar la situación».

El corredor ibense deseaba lucir con orgullo, a lo largo de esta campaña 2020, el maillot de campeón autonómico que consiguió el año pasado en Jávea en su primer ejercicio como júnior. Se inició en el Club Ciclista Sax en cadetes y en su cuarta temporada encima de una bicicleta aspiraba a dar un salto de calidad en su rendimiento para hacerse un hueco, en 2021, entre los sub 23.

El parón ha provocado una situación extraña en el fuero interno de los corredores que sólo quedará aclarado cuando vuelvan las carreras. Mario reconoce que «en estos momentos no tengo nada claro, excepto los nacionales» y confiesa que «mi entrenador (Rubén Plaza) me transmite calma y sobre todo me hace hincapié en que para ir rápido primero tengo que ir despacio. Esa es la tónica de esta segunda pretemporada  porque hasta que no esté el calendario claro no tiene sentido meter carga de entrenamiento para coger la forma. Me estoy manteniendo al ralentí, a falta de varios apretones para poder trabajar así una buena base». 

Es consciente de que «los que estamos en el último año de juveniles afrontamos una temporada en la que debemos decidir si queremos dedicarnos al ciclismo e intentar llegar algún día al profesionalismo». Mario Granero tiene por delante una segunda parte de la temporada 2020 en la que desea dejarse ver y demostrar que puede competir la próxima campaña en sub 23. Por su calidad equipos no le van a faltar, aunque en estos momentos trata de no meterse presión y trabajar sin pensar más allá de la primera carrera, aplicando el tan manido tópico futbolístico del «partido a partido».

La última tirada larga…(110 kilómetros)

Mi última tirada larga fue el domingo pasado día 14, fueron 4 horas y en el menú simplemente tenía que acumular 2000 metros de desnivel y disfrutar de la salida. Las instrucciones estaban claras así que me dirigí con un amigo de Ibi (Iván Mayor, campeón de España júnior de billar) a la emblemática Sierra de Aitana, montaña mítica en el ciclismo español por sus finales de etapa de categoría especial.

Mario Granero e Iván Mayor.

La noche anterior había leído algo sobre una subida que no conocía, a la cual había accedido en coche por una pista forestal pero nunca por su tramo asfaltado. Se trata de la Font de l’Arbre a 1.200 metros. Subida desde la localidad de Confrides. Para llegar allí, como es obvio, hay que superar el mítico Port de Confrides desde Benilloba, una subida larga pero tendida que en rara vez supera los dos dígitos, siempre constante al 5-6%. Una vez en Confrides hay que seguir las indicaciones bastante evidentes de acceso a la fuente. Desde aquí nos esperan 7 kilómetros a una pendiente media del 5,8% que a priori no parecen muy duros, pero en realidad los dos primeros kilómetros superan el 21% en varias ocasiones con  una media del 10’2%. Después, la media baja considerablemente llegando a tener al final  un  ligero tramo de bajada hasta llegar a la área recreativa en la cual hay un caño de agua que emana directamente de la sierra. Seguimos con la ruta y, de nuevo, hacia el Port de Confrides pero esta vez desde la localidad que le da nombre. Una vez coronado descenso hasta Alcoleja donde arranca el Tudons, uno de mis puertos favoritos de Alicante. Seguidamente, descenso por el safari hasta Penáguila y finalmente terreno sube baja hasta Onil pasando por Ibi, donde tengo mi casa de campo, en la cual me esperaba una buena paella. Una bonita ruta que tiene 110 kms y 2.150 metros de desnivel y que a mi personalmente me encantó por los sitios por los cuales transita. 

Publicado por Julian

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra.

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