Diario de un ciclista en cuarentena

´Día 31. Hoy, el primer día de descanso de la cuarentena

Te levantas, te pesas, te tomas las pulsaciones en reposo, desayunas, anotas como te sientes, cuánto y cómo has dormido y no haces nada. Por primera vez en un mes he tenido un día de descanso, y se agradece después de tanto tiempo.

Aunque acostumbrado como está un ciclista a entrenar, y más aún en cuarentena donde la falta de horas se suple con aún más días de ejercicio, al acabar un período de descanso siente uno como le hierven las ganas de volver otra vez al rodillo. Y aunque muchas veces se subestime el poder del descanso, después de un relajarse durante 24 horas, el cuerpo asimila la carga de entrenamiento de todas esas series cuyo resultado no podíamos apreciar con todo su esplendor, pues la mejoría en el rendimiento quedaba en gran parte ahogada por el cansancio.

Puede parecer que un mes es demasiado tiempo para un día de descanso, pero en verdad, y abusando el hecho de que estos no son del todo necesarios a nivel fisiológico, muchas veces a lo largo de esta cuarentena se han visto suplidos por sesiones “light” en el rodillo o core. En un mundo sin coronavirus, el proceso de carga de entrenamiento y asimilación de este en los días de descanso tiene como período una semana; en cambio en un mundo con COVID 19, no hay carga de entrenamiento propiamente dicha, pues en el rodillo no se puede hacer tanto trabajo como en la carretera y, por tanto, la necesidad de los días de descanso decae. Al fin y al cabo, la bicicleta estática es un instrumento que te permite llevar a cabo entrenamientos extremadamente específicos, que podrían resultar útiles un par de semanas antes de un gran objetivo, pero no es ningún sustituto de los entrenamientos al aire libre.

Así, los días de descanso que pueda haber son más que nada para ayudar al cerebro del deportista a manejar esta complicada situación. Y desde luego que funciona, pues escribiendo esta entrada no paro de pensar en el entrenamiento de mañana, que se prevé muy divertido.