Diario de un ciclista en cuarentena

JOSEP TOMÀS I JUAN. Corredor del Netllar Telecóm Alé

Día 48. Punto y final al confinamiento

Te levantas, te pesas, te tomas las pulsaciones en reposo, desayunas, anotas como te sientes, cuánto y cómo has dormido y sales a entrenar. Al fin ha llegado el momento, ese momento de ponerse el casco, los guantes y el maillot de ciclista para lucirlos fuera de casa; el momento de sentir como se tambalea la bicicleta bajo tus pies, de sentir el viento y la libertad de decidir qué aventura vivir.

Este fin de semana aún no hemos podido abandonar el término municipal, pero esto no me ha impedido salir a subir el único puerto que tengo al alcance; seis kilómetros mal asfaltados al 5% con alguna pendiente que otra que supera el 10%. Toda una montaña sobre la cuál he podido admirar la belleza de la zona donde vivo, rodeada de montañas grandes y pequeñas, de zonas preparadas para el cultivo del olivo, de pueblos pequeños e inaccesibles, de puertos y caminos de cabras y desde donde se veía también el humilde y mítico pantano de Beniarrés, la meca a la que muchos ciclistas acuden el día de antes de una carrera por su proximidad y fácil acceso.

Ha sido una sensación fascinante la de poder haber vivido por enésima vez el calor de esta tierra, de las montañas del interior de Alicante. Pues si más no, tengo la suerte de vivir en una zona con un encanto peculiar para el ciclismo, pues no tendrá los puertos más duros, ni las carreteras más llanas, ni los repechos del País Vasco, ni el clima cálido de la costa mediterránea; pero es por estas carreteras que se han criado grandes ciclistas y donde acuden todos los equipos profesionales a hacer la pretemporada. Creo, pero tan solo estoy especulando, que estas carreteras están hechizadas; y es por esto que aquel que rueda sobre las carreteras de estas montañas queda enamorado de por vida de su belleza, pero también de su dureza.

Y aunque sentimientos así los vive cada ciudadano de su pueblo, he terminado este diario describiendo lo que siento acerca de Muro de Alcoy, con la finalidad de haceros vivir a cada cual los de vuestra respectiva población. Porque seáis ciclistas o no, los paisajes y las costumbres de cada lugar son únicas y especiales; y ahora que podemos salir de casa, es hora de disfrutarlas.

Nota de la redacción. Nada menos que 48 días ha durado el «Diario de un ciclista en cuarentena» que ha escrito el corredor del Netllar Telecom Alé Josep Tomás. Encerrado entre cuatro paredes, conviviendo con el rodillo, un ciclismo virtual en pleno auge y las tareas de la universidad, el corredor de Muro de Alcoy ha reflejado como nadie el sentir de un pelotón de ciclistas que ha visto como sus objetivos se frenaban en seco por culpa del COVID 19. Pese a ello, en el horizonte siempre ha existido el más allá y el sábado, de nuevo en la carretera, el mañana vuelve a abrirse a sus pedales. ¡Gracias Josep!

Publicado por Julian

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra.

Deja un comentario