Los dos ciclistas alicantinos llevan quince días trabajando duro en Pradollano con la mirada puesta en el 9 de agosto, fecha en la que se pondrán el dorsal para competir en Valladolid en la Copa de España
Dos semanas llevan viviendo en Pradollano, por encima de los dos mil metros sobre el nivel del mar, los ciclistas alicantinos de la categoría élite y sub 23, Josué Gómez (Hotel Tres Anclas) y Raúl Granados (Cartagena Patatas Pijo Esetece), tratando de coger el mejor punto de forma posible para competir al máximo nivel en el segundo ejercicio de 2020 una vez que se abra de nuevo el telón de un calendario que quedó cerrado en el mes de marzo debido a la crisis sanitaria que provocó la pandemia del coronavirus.
Una concentración que les permite vivir y dormir recogiendo los beneficios de la altitud con objeto de propiciar unas adaptaciones fisiológicas en su cuerpo que repercutan positivamente en su rendimiento. En altura hay menos oxígeno, y el cuerpo del ciclista, en este caso, aprende a optimizar su transporte y su uso. Cuando vuelve a una altitud normal, el corredor siente un punto extra. «Estas dos semanas han pasado volando con compañeros como Josué Gómez, Jordi Gandía, Sandra Alonso, Jordi Slootjes, Marga, etc. El tiempo vuela”, reconoce Raúl Granados antes de explicar su día a día: «Las jornadas son duras, pero a la vez amenas. Hay unos paisajes increíbles y puertos espectaculares y bonitos. Las mañanas encima de la bici vuelan, pero las tardes tomando algo y comentando los entrenos también se hacen muy livianas”.
Tanto Granados como Josué, aconsejados por sus entrenadores, han tratado durante estas dos semanas de adaptarse a la altitud; gestionar bien las cargas de entrenamiento para no fatigarse en exceso; saber descansar después de la concentración para permitir al cuerpo readaptarse a la altitud normal. “Ahora que estamos aclimatados afrontamos unas semanas de muchas horas, pero con esta compañía seguro que se harán cortas”, insiste el corredor del Cartagena. Por su parte, Josué Gómez define estas quince jornadas de “tralla”, de castigo al cuerpo, si bien reconoce que “durante los primeros días hemos bajado para ir acostumbrándonos a la altitud. Se han hecho series, pero no se ha apretado del todo”. Lo duro está por llegar. La verdadera tralla.
Ambos corredores tienen la suerte de “estar rodeados de amigos” que hacen más ameno un período de tiempo en el que la combinación entre el entrenamiento físico, por lugares nuevos, y el invisible descanso, al cuidado de su alimentación, a la correcta rutina, son fundamentales para alcanzar el máximo rendimiento.
Quedan por delante otras dos semanas. Tienen previsto regresar el 20 de julio y ponerse el dorsal el 9 de agosto en Valladolid, en la Copa de España. Josué sueña con dar el salto este año al profesionalismo, para ello tratará de lucir en la Copa de España y hacer un buen Nacional. Es de los pocos corredores del pelotón que puede decir que ha ganado en 2020 una carrera, conquistó en Madrid el Gran Premio Bicicletas El Bicho. Posteriormente, firmó dos cuartos puestos en etapas de la Vuelta al Guadalentín y Memorial Sanroma y fue décimo en el Circuito Guadiana.
Por su parte, Raúl Granados vive su tercera campaña en sub 23. Debutó esta temporada en la Vuelta al Guadalentín, se metió en una escapada en el Trofeo Elías y compitió en el Trofeo Guerrita. Al igual que Josué, ha estado entrenando con Kike Gutiérrez, seleccionador autonómico, y le gustaría formar el combinado que acuda a Jaén a disputar el Campeonato de España.
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