

Carlos Martín Bonet (Castalla, 4-8-1996) se impuso el sábado la última etapa del XV Interclub Vinalopó disputada San Vicente del Raspeig y con ese triunfo conquistó la general de uno de los torneos más emocionantes de los últimos años. Una caída de su compañero en el Ijes Solar, Andrés Ripoll, cuando iba escapado, propició que el triunfo final fuera suyo. Un final más propio de Alfred Joseph Hitchcock en la que el suspense duró hasta el último instante. Un auténtico thriller psicológico en la que se pudieron ver las dos caras del ciclismo. Andrés Ripoll, que portaba el líder con una ventaja de 5 segundos con el segundo clasificado, se la jugó todo a la carta de entrar en meta por delante de los compañeros de fuga. En el último kilómetro de carrera y torneo lanzó un ataque y cogió una ventaja de unos 50 metros de ventaja, con la mala suerte de sufrir una caída en la ultima rotonda de la carrera lo que le llevó a perder su maillot con la meta a la vista. «La verdad es que iba a ganar él. Yo por detrás iba controlando a los demás. Todo iba según lo previsto hasta cuando llegamos a la rotonda y vi a Andrés en el suelo. No pude hacer otra que ganar yo, ya que el tercero estaba ahí. Una vez en meta, nos abrazamos y, aunque gané yo, pienso que es como lo hubiera hecho él. Se lo merecía. Nos sentíamos ganadores todo el equipo».

Martín Bonet ya había ganado esta temporada en Castalla «delante de nuestro patrocinadores», luego en Ondara, en la Volta La Marina, y, ahora, la etapa y general del Interclubs. «Tenía una espinita clavada con este Torneo en el que he participado desde la edición de 2018. Había sido líder y perdido el maillot varias veces. Año a año he ido a mejor y, en esta ocasión, sin estar tan fino como otras veces, por debajo de mi nivel, he logrado este maillot», relata.
Carlos Martín se inició como ciclista en la Escuela del CC Castalla, entidad con la que compitió en cadetes. Luego, en juveniles, militó en el Giménez Ganga, y estuvo tres años como amateur con el Meta Lube y luego, con el Mutua Levante. «Decidí dejarlo porque no tenía el nivel que debía. Cuando en Castalla decidieron hacer un equipo máster me apunté y desde 2017 estoy con ellos», confiesa. Entrena de ocho a diez horas a la semana. «Cuando estás picado sacas tiempo de donde sea», afirma de forma jocosa. Se considera un «todoterreno», que se muestra rapidillo. Entre sus rivales destaca a Aitor Escobar y Pedro José López y su ídolo en el profesionalismo es «Alejandro Valverde y, ahora, Pogacar, porque su ambición no tiene límites». A partir de ahora, en la Volta La Marina «le echaré una mano a Andrés que va segundo y, a partir de ahí, tratar de ir ganando carreras sueltas y seguir experimentando en pruebas de BTT».

La otra cara del ciclismo
Andrés Ripoll llegaba como líder a la última prueba y con el paso de las horas así contaba ese final. «Íbamos un grupo de ocho escapados de cara a San Vicente. Ataqué, y cuando llegaba unos diez segundos, en la última rotonda, me fui al suelo y perdí el maillot. Hice segundo elite, tercero en la general y me llevó un raspón para casa», comentaba inicialmente. Entró en meta desolado pero «cuando me enteré de que había ganado Carlos, mi compañero, me sentí aliviado. El equipo tenía dos bazas y lo habíamos conseguido. No tuve nunca la sensación que iba al límite, pero me fui al suelo y no hay que darle más vueltas. Las caídas son parte de este deporte y tenemos que aceptarlas. Me quedo con el triunfo de mi compañero, se lo merecía igual que yo. Hasta la última prueba la diferencia era de cinco segundos. Y, a nivel personal, con las buenas sensaciones que estoy teniendo durante la temporada y que demuestran que puedo estar ahí con los mejores». A partir de ahora, su mirada está puesta en la Volta La Marina, en la que es segundo en la general tras Edu Llacer, a falta de la etapa final de Parcent, prevista para el 26 de marzo.