JOSEP TOMÀS I JUAN. Corredor del Netllar Telecóm Alé

Día 7. El Alpe du Zwift
Te levantas, te pesas, te tomas las pulsaciones en reposo, desayunas, anotas como te sientes, cuánto y cómo has dormido y te subes al rodillo. Son las nueve de la mañana y te mentalizas. Empieza la llamada de skype y todo son risas con Carles, Mario y Carlos Mira… Hasta que suena el pistoletazo de salida. 95 kilómetros, con 2.115 metros de desnivel en tres horas de carrera. Una aventura rápida, con percances, sufrimiento y ratos de descanso hasta que llegas abajo del coloso: el Alpe du Zwift.
Una réplica a escala del puerto de los Alpes con sus 21 curvas y la pendiente que en muchos sitios supera el 10%. Al final fueron 50 minutos de sufrimiento. Un gel y mucho sudor, el precio que tuvimos que pagar los cuatro para llegar a la cima. ¿Después de eso? Bajar el puerto y como culebras navegamos por las carreteras inexistentes que 16 kilómetros después nos dejarían en meta.
Esta cuarentena ha sacado el lado salvaje de mucha gente y entre los ciclistas hablamos de las locuras de los demás. Que si un corredor del Astana hizo 11 horas en un día, o de los 230 kilómetros del Óscar Pujol… Pero desde luego, para nosotros esta fue una bonita batalla, digna de ser relatada en las escrituras sagradas de Strava.
Ahora dejemos a los gladiadores descansar, que esta semana, en la cual he gozado de un poco más de libertad de lo normal a la hora de hacer los entrenamientos y que me ha servido para adaptar el cuerpo y la mente a esta situación tan extraña. Ya han terminado, 15 horas de entrenamiento sobre el rodillo y seis haciendo ejercicios complementarios son un buen resumen de lo que será norma las semanas venideras.
Así pues, me dispongo ahora a hacer estiramientos, beber mucho y comer bien. Mañana será un nuevo día.