Diario de un ciclista en cuarentena

Día 10. La rutina

Te levantas, te pesas, te tomas las pulsaciones en reposo, desayunas, anotas como te sientes, cuánto y cómo has dormido. Haces la sesión de gimnasio que con sabiduría planeó el preparador para hoy, y, cuando terminas, con las típicas agujetas de empezar a trabajar músculos que no se ejercitan cuando estás en la bicicleta, te subes al rodillo. Las series del miércoles, por suerte, no eran tan exigentes como venían acostumbrando los días anteriores, y, más entero que muerto, reemprendo la rutina de cada día.

Rutina, palabra clave para vivir con comodidad la situación en la cual nos hemos sumergido. Sin ella, resultaría extremadamente fatigoso sacar del océano del aburrimiento un juguete reluciente con el que, como niños, jugamos durante un rato para luego hartarnos de él y tirarlo otra vez al mar. Rutina, una manera de vida aburrida, inventada para evitar el aburrimiento. Un autoengaño que te permite jugar un día tras de otro con el mismo juguete sin hartarte; como lo hacen las personas mayores.

Son en esencia, los pequeños detalles, los DLC’s ( si se me permiten la expresión ), que te permiten vivir así. Siendo DLC por ejemplo las series que cambian cada día en la bicicleta, o el temario diferente que estudio cada tarde. De vez en cuando, eso sí, nos encaprichamos de un nuevo juguete, fruto de la nostalgia de una vida anárquica falta de burocracia. Es en esos momentos, que a mi personalmente me gustan dejarme llevar y navegar, viento en popa a toda vela, rumbo a lo desconocido, surcando las olas del océano coronavírico en el que no nos ahogaremos.