Diario de un ciclista en cuarentena

Día 15. Una taza de chocolate caliente para combatir el frío

Te levantas, te pesas, te tomas las pulsaciones en reposo, desayunas, anotas como te sientes, cuánto y cómo has dormido. Haces los ejercicios del gimnasio, que tan cuidadosamente han sido preparados, los estiramientos y te subes al rodillo. Encefalograma plano a 155W, 95rpm y 130 ppm, para recuperar del esfuerzo de ayer y cuidar un poco la musculatura.

Esta mañana he mirado la previsión del tiempo y no he salido a la terraza, al igual que la mayoría de días de esta cuarentena. Afortunadamente no está haciendo mucho calor pues la lluvia es la protagonista de los cielos. Qué mejor excusa para tomar algún que otro té, o en su defecto, una buena taza de chocolate caliente. Sin descuidar la alimentación, por si algún inquisidor se lo estaba preguntando, si que es posible hacer hueco al chocolate, a los turrones de Navidad o al helado en verano. Mas todo en su justa, a veces muy justa, medida aporta nutrientes que pudieran ser necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Dice un ciclista que pocos consejos de nutrición ha recibido.

Cerrando así la entrada del diario, me gustaría que fuera rutina terminar con un fragmento de “La autopista del Sur” de Julio Cortázar. Contiene ciertas situaciones como la que voy a citar a continuación, que me resultan terriblemente compatibles con el panorama que estamos viviendo. Dice así: “Al matrimonio del Peugeot 203 le importaba sobre todo no perder los juegos televisados de las nueve y media, la muchacha del Dauphine le había dicho al ingeniero que le daba lo mismo llegar más tarde a París pero que se quejaba por principio, porque le parecía un atropello someter a millares de personas a un régimen de caravanas de camello».