Rooks gana la etapa y el segoviano muestra su mejor versión apoyado por el equipo Reynolds que lo llevó en volandas hasta París (Hoy en TeleDeporte a las 16.10)

Pedro Delgado consiguió en la duodécima etapa del Tour de 1988, ganada por el holandés Rooks, el liderato en la «grande bouclé». El segoviano destrozó la carrera hasta el extremo de que Hampstein llegó a cuatro minutos; Mottet, a 8; Timmermann, a 17; Breukink, a 19; Beroard, a 22; Kelly, a 23. Sólo le resistió Herrera, que atravesó la línea de meta a casi a un minuto. La ascensión al puerto de Glandon, donde atacó Delgado, resolvió casi por sí sola el Tour. De ahí al final de la prueba gala sólo podían inquietarle ya dos colombianos: Fabio Parra, a 1.20 minutos, y Lucho Herrera, a 2.25. Perico ya no cedería el liderato y estaría acompañado en el podio de París por Rooks y Parra.
Hoy TeleDeporte ofrece esta tarde, a las 16.10 horas, una de las exhibiciones de Perico Delgado. Su mejor momento como lo ciclista que lo llevó a poner fin a 15 años sin que un español ganara la ronda francesa. El conquense Luis Ocaña lo había hecho en 1973.
En los últimos 100 kilómetros había que subir La Madeleine, Glandon y el Alpe d’Huez. Reynolds trabajó a la perfección para Delgado. Indurain puso a todos en fila india en el Glandon. Pino, que deseaba ganar la etapa y buscaba hacer la criba, relevó al de Villava en el trabajo. Seguidamente Omar Hernández, un colombiano que contrató Reynolds para que ayudara a Delgado en la montaña, dejó tocados a todos. Fueron cayendo los rivales como moscas. Cuando lo hizo Zimmerman sólo quedaban en cabeza 12 hombres, y únicamente dos de ellos inquietantes, Herrera y Hampsten. Delgado supo elegir el momento. Vio que el colombiano flojeaba, quedaba un kilómetro para la cumbre, y en la rampa más exigente atacó. Salvo Rooks, nadie pudo responder. Tras bajar Glandon, Delgado, que se entendía a la perfección con Rooks, comenzó tranquilo la ascensión al Alpe d’Huez. Herrera llegó a estar a medio minuto, pero no se acercó ni un segundo más. Al final, Rooks se fue hacia la victoria y Pedro Delgado se vistió de amarillo, túnica que supo mantener hasta los Campos Elíseos.
